martes, 3 de diciembre de 2019

Caer bien


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¿Por qué hay personas que nos caen bien y personas que no nos caen bien? ¿Es por lo qué dice, cómo se comporta, lo qué transmite, lo qué hace?
Somos energía y esa energía se desprende en nuestros movimientos, en nuestras expresiones, en nuestra forma de ser y estar. Eso es lo que los demás captan de nosotros aún sin conocernos demasiado y es lo que determina la expresión: Fulanito o fulanita me cae bien, estamos en la misma onda, me da buen rollo, es muy majo o simpático o gracioso o parece buena persona.¡Es tanto lo que captamos de los demás y lo que los demás captan de nosotros con tan solo vernos, con observarnos un corto espacio de tiempo! Son sensaciones que a veces no se pueden explicar con palabras. Para los demás también resulta obvio que personas congenian y quienes no, es como si compartieran un código secreto que hace que la empatía y la comprensión surja de forma natural entre ellos. Normalmente debajo de eso, de forma intuitiva, se comparten una serie de valores que son importantes en la vida de ambos individuos y que rigen su vida.
En este sentido, no hay nada que forzar...las afinidades mandan y cada oveja se juntará con su pareja, con su homólogo a distintos niveles. Y de todas esas interacciones es de las que surge el aprendizaje que venimos a aprender en esta gran escuela que es la vida y que nos puede hacer avanzar a nuevos lugares, a nuevas metas y a nuevas experiencias.
¡¡¡Todo es posible en la gran Feria de la vida!!! Hay artículos para todos los gustos y de todos los colores y formas. Las personas tenderán a juntarse con aquellos con los que se sientan a gusto y difícilmente podremos estar a gusto con alguien que no nos caiga bien. Es ahí donde empieza todo.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Convivir con la imperfección

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Que las personas no somos perfectas es algo de todos sabido. Tenemos que aceptar y lidiar a diario con nuestros propios defectos y por añadidura con los de los que nos rodean: familiares, amigos, compañeros de trabajo...
Pero otra cosa es convivir con la imperfección intrínseca de la vida, que nos da una de cal y otra de arena, de forma continuada, un día sí y al siguiente también. El gran reto consiste en mantener el equilibrio y seguir disfrutando de las cosas buenas que aparecen en nuestra vida y no dejar que su brillo se oscurezca por los percances que sin duda, la vida traerá paralelamente consigo.
Parece una tarea fácil pero a menudo nos dejamos abatir por los incidentes que menoscaban nuestra alegría y ese abatimiento anula las posibilidades de disfrutar de los acontecimientos positivos que la vida nos regala.
Vivir feliz supone aprender a vivir en la cuerda floja, haciendo equilibrios en medio de la incertidumbre. Una lucha permanente para no dejarse vencer por los contratiempos y dar prioridad a aquello que llena nuestra vida de amor, alegría e ilusiones.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Es fácil ser feliz




Es fácil ser feliz cuando te alegras de los éxitos y de las victorias de los demás como si fueran tuyos. Cuando entiendes que cada uno es único y como tal tiene su propio valor. Un valor único, irrepetible e intransferible y que de nada sirve competir si no para vivir en una continua insatisfacción, en un continuo disgusto, en una vida amarga y gris. Se entra en un juego en el que uno siente que el mundo no es justo porque no reconoce su importancia, cuando la primera persona que tiene que reconocer su valía y ser consciente de la misma es uno mismo.
Ahí está el gran fallo que comete la gente que no se valora, que no se ama y por eso envidia, en vez de alegrarse, los logros de los demás. De esta forma no hace más que mostrar la estrechez de su mente y de su corazón. Es víctima de su propio sufrimiento, de un sufrimiento que él mismo genera.
Alegrémonos por el éxito de los demás, seamos felices con ellos, celebremos su triunfo como nuestro, porque esa alegría y esa felicidad también cuenta, también suma, igualmente nos hace mejores y nos acerca más a vivir una vida feliz, alegre y saludable.


martes, 5 de noviembre de 2019

La despedida


Cuando tenemos una relación con alguien nunca sabemos cuando va a finalizar. Esa persona nos acompaña en una etapa de nuestra vida, empatizamos con ella, la afinidad nos lleva a establecer esa relación. Compartimos confidencias, opiniones, percepciones de lo que es y ha sido nuestra vida, coincidencias, cuestiones que nos acercan y cuestiones en las que diferimos. Sentimos una conexión especial con esa persona y sobre todo apreciamos lo que esa persona nos aporta y el hecho de que nosotros a la vez también le aportamos cosas que valora y que a ambas nos sirven para transitar por nuestra existencia, para comprendernos mejor a nosotros mismos y para comprender mejor lo que nos acontece y nos ha acontecido, para conocernos mejor y para evolucionar y mejorar en la vida. Si supiéramos cuando va a ser la última vez que vamos a tener contacto con esa persona le habríamos agradecido antes su presencia en nuestra vida, su atención, su comprensión, todos los momentos en que de alguna forma nos sentimos en armonía compartiendo nuestros sentimientos y nuestros pensamientos, todo lo que esa persona nos ha dado, su ayuda, el mero hecho de estar disponible, de escucharnos, de decir te entiendo. Gracias, gracias por haber transitado por mi vida, te lo agradezco de todo corazón, has sido alguien muy valioso para mí y siento no habértelo dicho cuando todavía estabas a mi lado.

viernes, 18 de octubre de 2019

La literatura ¿Es cosa de hombres?



Ayer estuve en la presentación de un libro de un columnista de un renombrado periódico. Fue una presentación que se salía de lo corriente: en un atril iban desfilando un sinfín de amigos del autor que se deshacían en elogios sobre el libro que éste había escrito y era objeto de la presentación.
La afluencia de gente fue considerable. La presentación tuvo lugar en una sala de un famoso hotel de cinco estrellas. Lo que más me llamó la atención es que entre los amigos del autor no había ninguna mujer. Tampoco entre los asistentes sentados en la mesa en la que se encontraba el escritor, que también más tarde hablaron del autor y de su obra, había mujer alguna. Uno se atrevió a comparar al autor con Gabriel García Márquez, lo que me pareció un sacrilegio por dos motivos; estaba hablando de un Nobel y segundo es mi escritor favorito.
Vivimos en un mundo de hombres y el mundo de la literatura no se salva a la vista de los hechos relatados.
Fue una experiencia en conjunto fuera de lo común. También eché en falta que el autor no hablara de su obra. Solo dijo no poseer imaginación ninguna y que su trabajo era fruto de la observación. Ahí queda eso.
A pesar de todo compré la novela para ver como tan prestigiosa editorial publicaba el libro de este hombre, conocido como periodista y columnista de largo recorrido. Estas grandes editoriales siempre apuestan a caballo ganador, pero quise ver si tanto elogio era fundado, si el libro era lanzado fruto de su buen hacer o por las buenas relaciones establecidas por el autor a lo largo de su carrera como periodista.
Porque después de tanto boato: tras la presentación se sirvió un piscolabis, el autor tan arropado por amigos y grandes y poderosos hombres de letras, no puedo más que pensar que más vale conocer a las personas adecuadas que saber hacer, aunque espero en lo más profundo de mi ser cambiar de opinión tras la lectura del susodicho libro.

miércoles, 16 de octubre de 2019

Cuando la vida nos sonríe

Muchas veces cuando la vida nos sonríe y nos ofrece lo que tanto tiempo hemos anhelado, al poco tiempo dejamos de valorarlo como merece y de ser conscientes del regalo que nos ha hecho la vida, ya que nos encontramos enfocados en la siguiente meta que queremos conseguir. Forma parte de la naturaleza humana el querer ver cubiertas todas sus necesidades en las distintas facetas que conforman la vida.
Como dice una amiga mía, se puede tener todo pero no al mismo tiempo. Cada proyecto precisa su dedicación, su energía, su tiempo. Por eso cuando nos dedicamos a muchos asuntos de forma simultánea, con frecuencia no obtenemos los resultados deseados en alguna o varias de las actividades a las que dedicamos nuestro tiempo y energía. Y cuando la vida nos ofrece un regalo y ya nos enfocamos en el siguiente, muchas veces no somos conscientes de todo lo que ya ha mejorado nuestra vida y nos olvidamos de sentirnos agradecidos y satisfechos, de disfrutar de lo que ya está en nuestra vida, mientras gastamos tiempo pensando en lo que aún no ha llegado.
Como dice el refrán “A Dios rogando y con el mazo dando” sin olvidarnos de agradecer y disfrutar lo que la vida ya nos ha dado, trabajar por obtener lo que todavía no hemos conseguido. Sin prisas. Saboreando cada momento. Si no la vida pasa como si fuera una carrera de obstáculos en la que nunca llegamos a la meta, siendo que su verdadero propósito es disfrutar en cada momento de lo que la vida nos da.

martes, 15 de octubre de 2019

La bondad




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El otro día viendo la película “Un sueño posible” de Sandra Bullock me enterneció el hecho de que la película tratara básicamente de la bondad y de la generosidad. La bondad esa peligrosa cualidad que como dicen en otra película “El camino a la libertad”, puede llegar a matarte. Ya que una buena persona es víctima fácil del abuso y del engaño, ya que ella es incapaz de concebir los malos sentimientos e intenciones que ella no posee. Es cierto que la bondad, la generosidad del alma, te puede poner en peligro en muchas situaciones que la vida nos presenta, a la vez que es triste que el mundo y las personas en su mayoría carezcan de esta cualidad. La bondad es ese atributo tan difícil de encontrar y que es el único que da sentido a la vida. Una vida que gira entorno al propio egocentrismo, en el que todo vale para conseguir las metas a menudo puramente materiales y otras veces acciones cuyo único objetivo es dañar a un semejante, por envidia, por demostrar que se tiene poder sobre esa persona...
Nunca he comprendido las motivaciones de los que ostentan una cierta maldad en su persona. Como pueden disfrutar con la humillación de otro ser humano, como tratan de manipularle y dañarle. Esa supuesta superioridad, que suele ir acompañada de una corte de atributos todos ellos nefastos. La mentira, el engaño, la envidia, la codicia, la ambición malentendida, la manipulación, el maltrato, el menosprecio.
El mundo sería un lugar mucho más amable si el respeto al prójimo, la bondad y el amor fueran nuestros principales valores. Porque quien es capaz de causar daño piensa que el otro también quiere dañarle, el que engaña que va a ser engañado, el que manipula que va a ser manipulado. Y de esta manera entramos en una espiral ciertamente paranoica, en una sinrazón que no nos deja avanzar, ni siquiera atisbar un mundo mejor: más satisfactorio y acogedor para todos.

viernes, 11 de octubre de 2019

Deprisa,deprisa

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Vivimos la vida deprisa, deprisa.
Nos levantamos por la mañana aprisa, aprisa. Vamos corriendo al trabajo o a realizar nuestras obligaciones cotidianas. Volvemos a casa rápidamente tras cumplir con nuestro trabajo. Comemos en un santiamén. Descansamos si acaso podemos, en un abrir y cerrar de ojos, para continuar con las demandas de la jornada. Corremos de un sitio para otro como si no hubiera un mañana: de vuelta al trabajo, haciendo gestiones varias para terminar regresando a casa en donde haremos la cena a toda prisa, pensando en la hora que se nos ha hecho ...¡¡ay, que mañana hay que madrugar!!
Nos acostamos a dormir y dormimos aprisa, aprisa, que mañana hay que estar descansado y hay que volver a comenzar.
Amamos aprisa, tratamos de olvidar rápido el objeto de nuestro amor y en el trayecto de esta vida olvidamos que al final también deprisa, deprisa, la muerte nos alcanzará y por fin la prisa terminará.

Algo parecido al amor


Bueno es saber, que si recibimos estímulos positivos de forma repetida con el contenido que consideramos adecuado para desarrollar una relación amorosa en un espacio corto de tiempo, la maquinaria de hormonas y neurotransmisores responsables del enamoramiento se pondrá en marcha. Falta de apetito, agitación(las conocidas mariposas en el estómago), problemas para conciliar el sueño...De esto saben mucho los hombres que se dedican a seducir mujeres con el fin de obtener algo de ellas, lo que toda la vida se ha dado por denominar “es un Don Juan”. Los nuevos Don Juanes actuales (este tipo de hombres siempre ha existido)pueden llegar a resultar Gigolos, estafadores, incluso simplemente parásitos, de su mal denominada amada. Ya que en algunos casos lo que pretenden obtener de su enamorada es dinero y en otros si es posible mantel y cama. Es decir vivir a cuerpo de rey a costa de la inocencia y el amor desinteresado de una pobre infeliz que si no reacciona a tiempo embebida como se halla por sus elevados niveles de determinadas hormonas y neurotransmisores, caerá en la manipulación de estos hombres que lo tienen todo planeado, no dan puntada sin hilo que se suele decir y saben muy bien cómo llegar a inducir este estado en sus víctimas. Estos hombres son profesionales de la seducción, del sabotaje emocional, de la manipulación. Conocen muy bien a las mujeres y saben justo lo que ellas desean y necesitan oír para caer rendidas a sus pies. Una vez conseguido ese estado de embriaguez amoroso ellas se someterán a las peticiones que ellos les hagan convencidas de que están enamoradas y de que han encontrado al hombre de su vida.
Así que chicas mucho cuidado, esto no es amor, es algo parecido al amor, algo así como la droga del amor, ya que se produce una especie de adicción al sujeto que nos ha hipnotizado con sus palabras que no con sus actos y así continuará hasta que seamos capaces de deshacernos de él.



jueves, 19 de septiembre de 2019

La obsesión por el amor


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La obsesión por el amor parte de la idea de que solo el amor romántico es fuente de felicidad. Creencia compartida por infinidad de mujeres.
La necesidad de tener este tipo de amor en nuestras vidas, reside en última instancia en la percepción de que éste determina nuestra vida, nuestra personalidad e incluso forma parte de nuestra identidad.
Ciertamente nuestros compañeros de vida, nuestros amores, condicionan nuestra persona hasta ese nivel de profundidad, de ahí el desconcierto existencial al que se puede llegar tras una ruptura amorosa. Además del vuelco que da la vida cotidiana a nivel íntimo y personal, este cambio también transciende a los usos y costumbres sociales que siguen a la ruptura.
Por eso se habla de reconstrucción(la personalidad acomodada a los gustos del otro, la identidad fusionada con el otro, tienen que desligarse de nuevo). Tenemos que volver a ser quien éramos o mejor dicho ser quienes somos ahora, sin el otro, sin la relación que teníamos con esa persona, sin ese tipo de amor, después del tiempo transcurrido.
Es duro enfrentarse al espejo de la vida, a la vez que es absurdo pensar, que quién eres depende tan solo de esa otra persona. Es cierto que con esa persona hemos recorrido un tramo de nuestro camino, hemos crecido, hemos cambiado, hemos conocido gente y hemos tenido experiencias, y sobretodo, hemos vivido de una determinada manera.
Pero ¿qué queda después de todo eso? Queda quién eres tú ahora. Entonces...¿a qué viene esa prisa por volver a estar en pareja?
Disfrutemos de las infinitas posibilidades de ser tan solo quienes somos en cada momento con absoluta libertad. El resto llegará por añadidura como consecuencia natural del proceso de la vida si es que ese es acaso nuestro destino.

La resilencia


Hay personas que cuando en su vida se cruzan con circunstancias negativas se dejan caer con la certeza de que alguien les recogerá para amortiguar la caída. De esta forma se hunden y no enfrentan la situación que les hace sentir mal, dejando esta responsabilidad en manos de otros. Así no desarrollan resiliencia (La resiliencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento. Definición de resiliencia según la RAE). Al optar por la decisión de hundirse, de abandonar toda esperanza, no desarrollan sus recursos internos, su fortaleza, su fuerza, su coraje. La vida pasa y estas personas se encuentran en el mismo punto en el que se encontraban en el momento en el que apareció la circunstancia negativa. Se siguen sintiendo derrotados, con la seguridad de que otras personas responderán por ellas a las demandas que la realidad solicita. Su impotencia les empequeñece y les hace esclavos de su propia respuesta a lo sucedido. Pero como dice el refrán “todo tiene solución” y “no hay mal que cien años dure”. Dejarse ayudar o ayudarse a uno mismo observando el suceso desde otras perspectivas, puede llevar a salir de ese estado y que esas personas sigan luchando en el camino de la vida.

¿Miedo al compromiso?

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Últimamente me encuentro con amigas que me comentan que inician una relación con un hombre y que en un momento determinado ellos salen con el típico: “no estoy preparado para tener una relación seria”, o “ no puedo comprometerme debido a todo lo que he sufrido en mi pasado”.
Me choca esta proliferación de hombres que desde una franqueza casi hiriente, no se atreven a tener relaciones estables con mujeres con las que se encuentran a gusto y cómo son capaces de creer las propias excusas que arman para evitarlas tanto ellos como ellas.
¿Qué es lo que ocurre? ¿Es el miedo al propio sufrimiento lo que pone freno realmente a que estas relaciones prosperen? ¿O simplemente los hombres siempre han huido del compromiso y les va más ir de flor en flor o simplemente a su aire, solo que ahora no tienen problema en decirlo abiertamente al abrigo de cualquier excusa que les parezca mínimamente creíble?
¿Acaso las mujeres no hemos sufrido desengaños y no nos han hecho daño en relaciones pasadas? A pesar de ello estamos dispuestas a tener una relación estable con un hombre con el que nos sintamos bien y no cerramos puertas, ni caminos y nos lanzamos a la aventura sufriendo las excusas y la frecuente indecisión del sexo débil.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

El secreto de la felicidad

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El secreto de la felicidad pasa por aceptar que lo que nos ocurre en cada momento de nuestra vida es lo mejor que puede pasarnos. Las circunstancias que atravesamos por malas que parezcan, tienen su sentido de ser, una lección oculta, que saldrá a la luz más adelante.
El secreto de la felicidad es confiar en que la secuencia de los acontecimientos un día será comprensible y tendrá un sentido para nosotros. Es entender que para estar bien tal vez primero tengamos que estar mal. Que cada situación, cada persona que se cruza en nuestro camino, no es por pura casualidad. Las situaciones cambian, las personas entran y salen de nuestra vida y nada de esto es fruto del azar.
El secreto de la felicidad es a fin de cuentas confiar en la vida, en lo que la vida nos trae, ya que la vida es un conjunto de experiencias positivas y negativas que nos ocurren para propiciar nuestro propio aprendizaje y crecimiento personal. Para que nos conozcamos mejor a nosotros mismos y a los demás y descubramos cómo es el mundo que nos rodea, para que un día por fin alcancemos la paz y ¿por qué no? la tan ansiada felicidad.

jueves, 5 de septiembre de 2019

Los demás













Hay personas que al interactuar con ellas te hacen renacer. Florecer, como una flor en primavera, recuperando todo su color, textura, aroma y esplendor. Te dan luz, ilusión, esperanza. Te abren caminos que ni siquiera sabías que existían. Te ofrecen perspectivas que nunca te habías planteado.
Expanden tu alma y tu pensamiento. Renuevan tus ganas de vivir. Te enriquecen. Te alegran el día.
Son comunicativas. Comparten sus preocupaciones y sus alegrías. Son empáticas y tienen un fuerte apego al sentimiento de solidaridad. Entienden que de alguna manera todos vamos en el mismo barco y somos susceptibles a que nos ocurran las mismas cosas, tanto buenas como malas.

Otras no entienden el entusiasmo, no les gusta comunicarse con los demás. Lo consideran una intromisión en su vida, en su triste realidad.
No entienden que alguien pueda ser detallista, que se preocupe por ellos. Estas personas son tremendamente egocéntricas y no piensan más que en ellas mismas, en sus metas y en su mundo burbuja. Poco les importa hacer lo que sea para conseguir sus fines, caiga quien caiga, hieran a quien hieran. Solo ellos importan. Son el ombligo de un mundo penoso y limitante.

Por supuesto hay un sinfín de tipos de personas y de subtipos a englobar en esta u otras descripciones.
Pero básicamente hay personas que te hacen la vida más agradable y otras que de una forma u otra tratan de llevarte con ellas a su oscuridad.

martes, 3 de septiembre de 2019

Yo me bajo en la próxima...Y tú?


















A menudo escuchamos o leemos que la vida es como un viaje en tren. Un trayecto que transcurre a lo largo del tiempo en el que nos acompañan distintas personas y aspiraciones, que no siempre son buenas para nosotros. Nos aferramos a relaciones sentimentales que no nos satisfacen. A amistades que no nos corresponden. A familiares que no nos aprecian. Y perseguimos trabajos que nos quitan tiempo y salud y que a veces no son lo que la vida nos tiene destinado.
El temor al cambio nos paraliza. Aún sabiendo que no estamos en el lugar correcto, con las personas adecuadas y viviendo una vida saludable y satisfactoria para nosotros, continuamos apegados a todo lo que nos hace daño, dejándonos llevar por la inercia del transcurrir del tiempo, esperando que las cosas mejoren, excusándonos en un “es lo normal”, “a todos les pasa”, las famosas y parafraseadas“en todos los sitios cuecen habas” o “la felicidad completa no existe”.
Es posible que todas estas frases hechas encierren algo de verdad pero no justifican la suerte de sufrimiento que es para algunos, incluso para muchos la vida. No obstante reunir el coraje suficiente para enfrentarse a la realidad en que consiste nuestra vida para cambiarla y conseguir nuestro bienestar no es tarea fácil. Igual que el proceso por el que tendremos que pasar para conseguir la vida que anhelamos. Será necesario tomar decisiones que hemos postergado durante mucho tiempo y cuyas consecuencias tendremos que sufrir, afrontar y superar. La soledad rondará nuestra vida igual que antes lo hacía la insatisfacción.
Por lo que es muy importante saber cuando debemos bajar del tren, cuando hemos llegado a nuestra estación, en cada ámbito de nuestra vida. En vez de subir el umbral del dolor, del sufrimiento y nuestra capacidad de aguante ante el maltrato, queramonos más y sepamos decir basta a tiempo. Los daños colaterales serán menores, nuestra autoestima saldrá reforzada y sentiremos más a menudo esa felicidad de la que siempre dicen que no existe completa.



lunes, 2 de septiembre de 2019

¿Somos las mujeres y los hombres invisibles a partir de los 50?








La mayoría de mujeres y hombres que conozco que permanecen solos a partir de los 50 están rotos, destruidos por la soledad, por la huella que dejó en ellos relaciones pasadas. No son invisibles. Están como borrosos, desdibujados, buscándose a ellos mismos, en proceso de reconstrucción.
Los que permanecen en pareja desde hace mucho tiempo, están en su mayoría esclavizados en su rol de madre-padre, esposa-marido, sacando adelante su trabajo fuera y dentro de casa y tratando desesperadamente de encontrar un sentido a su vida, insatisfechos como se sienten por una relación posiblemente deteriorada e hijos no siempre agradecidos ante su dedicación y esfuerzos.
En ambos grupos hay mujeres y hombres empoderados, que viven la vida que quieren vivir tanto en soledad como en compañía, que se han encontrado a sí mismos, que se han construido o reconstruido encontrando la paz y la armonía, que han conseguido por fin ser ellos mismos y disfrutar a su manera de la vida.