Cada vez que conozco un nuevo detalle de tu vida me pregunto de qué sustancia estás hecha. Tal vez formen parte de ti la esencia de las hadas y la fragancia de los Ángeles, combinadas con el coraje de las fieras que son reinas de la selva. Dios envía a sus mejores guerreros a combatir sus más duras batallas y tú eres una de ellos, una amazona que ha conseguido mantener su fuerza a pesar de la dureza en la que se ha desenvuelto su vida.
He abandonado el drama. Por fin he aceptado que mi vida es responsabilidad mía y solo mía. Mi vida es consecuencia de las decisiones que tomo frente a los acontecimientos que suceden en la misma, de la actitud que adopto frente a los mismos, de lo que pienso y de lo que siento. Mi vida es un reflejo de lo que algún día quise para ella y que puede que ahora lo que quiero para ella ya no sea exactamente lo que quise entonces. Porque con el tiempo vamos cambiando nuestros deseos, nuestras capacidades, nuestros puntos de vista, nuestras prioridades, nuestros valores. Pero igual que la quise en un momento y fue, sé que ahora la quiero y algún día será. Porque lo que se quiere con toda el alma y se pone medios para que sea termina por ser. Igual que ha sido, una y otra vez, volverá a ser. ¡Qué así sea!
