Un día él me contó sus sueños. Yo me incluí en ellos sin que él me lo pidiera y le dije que sus sueños no eran los míos. Él entonces me incluyó en sus sueños y buscó una solución a mis reparos. Entonces entendí que ambos estábamos buscando y casi encontrando a alguien con quién compartirlos y hacerlos realidad.
Hay a quién le gusta vivir en la ciudad pero también hay quién prefiere vivir en el campo. Hay quién dedica su vida a trabajar duramente para tener una hermosa casa y un hermoso coche pero hay quién prefiere trabajar menos y tener más tiempo para hacer las cosas que le gustan. Hay quién encuentra su hogar en el lugar que comparte con su propia presencia en soledad, otros con el que comparten con su pareja o con sus hijos o con su pareja y sus hijos y algunos con el que comparten con sus mascotas: perros, gatos y animales varios, en quien encuentran entendimiento, compañía , bienestar y cariño. Hay quién encuentra amor en las palabras de sus seres queridos, otros en los ladridos de sus perros , en los maullidos de sus gatos , en los cantos alegres de los pájaros que tienen enjaulados. Todos tenemos nuestros sueños y nuestras aspiraciones pero para unos es llevar una vida tranquila, para otros una vida llena de actividad y vida social...Como dice el refrán “Para gustos los colores”. Y así es cómo siendo tan parecidos somos tan distintos.
Soy una persona impulsiva e impaciente pero con el paso de los años me he dado cuenta que por mucho desear algo e incluso hacer todo lo posible para que ocurra, para acelerar la llegada de aquello que ansiamos: desde encontrar trabajo o buenas amistades o un gran amor, o la casa de nuestros sueños... todo llega cuando tiene que llegar. No importa cuánto lo ansiemos o el impulso que le demos con nuestras acciones, todas las cosas tienen su tiempo. Hay un sinfín de factores que escapan a nuestro control. De ahí los famosos refranes: “No por mucho madrugar amanece más temprano” y “ A Dios rogando y con el mazo dando”. Porque a pesar de que nuestras actuaciones tienen un peso relativo, nunca sabemos cuando podrán ser determinantes. Y es que es la vida la que nos marca los ritmos, los tiempos, programa los sucesos de nuestra vida mientras en la espera aprendemos: paciencia, humildad, perseverancia, aceptación. Y a valorar más todavía aquello que deseamos. Irremediablemente todo se dará en el momento preciso, perfecto, cuando tenga que darse.
Yo no quiero un hombre que me ponga por delante de él mismo. Quiero un hombre que me ponga a su lado y se preocupe por mí como por él mismo. No quiero un hombre para el que no sea prioridad, que me deje detrás de él, como un accesorio o una mujer florero. Que no se preocupe de mis inquietudes, de mis sentimientos, de mis pensamientos, de mis aspiraciones, de mí. Qué yo sea para él alguien a quién pueda ignorar, menospreciar, humillar, ridiculizar, anular. Alguien a quién quiera dominar y manipular, en suma maltratar. Todo eso no es amor. Y yo quiero qué me quieran cómo soy, qué me aprecien, ser una persona y no una marioneta que no cumple las expectativas de hombres insatisfechos.
Hoy
me siento como hacia mucho tiempo o tal vez como no me he sentido
nunca. Hoy la vida me parece tan hermosa que solo contemplar su transcurrir me emociona. Me siento bien conmigo misma, en mi piel, en mi vida, existe
una coherencia entre lo que pienso, lo que siento y lo que hago. Me
siento empoderada, dueña de mí y de mi vida, hasta dónde todo ser
humano alcanza a dominar su existencia. La paz me invade. Vivo
tranquila, alegre, feliz. La serenidad preside mi vida. Acepto
lo que sucede y lo que los demás hacen respecto a sí mismos y
a mí misma. Hay
quién me rechaza por ser cómo soy y hay quién me quiere por ser
cómo soy. Así que ya no persigo la aprobación, la compañía, la
amistad, el amor, el cariño de nadie, mientras otras personas me dan
todas estas cosas sin que yo se las pida y sin esperar nada a cambio.
Esto es la vida señores y señoras, un espectáculo lleno de
actuaciones que comienzan y acaban, se superponen o se
encadenan. Otras veces
hay huecos entre ellas que parecen infinitos...Y nosotros somos los
malabaristas, los trapecistas, los contorsionistas, los
payasos, los domadores de leones, pero sobre todo
somos nosotros mismos y como alguien sabio dijo "Muchas personas
te amarán por lo que eres y lo que haces, otras te odiarán por lo
mismo." Así que asegúrate de que lo qué seas
y lo qué hagas
te haga feliz. Así de simple y así de complicado pero como
todo, posible. Un
camino de aprendizaje y de libertad, de aceptación y de sueños por
cumplir que nunca se acaban. La vida y las personas jamás dejarán
de sorprendernos, a veces para bien, a veces para mal, pero siempre
para crecer y para ser mejores personas. Aprovechemos cada minuto de
cada día, no dejemos pasar un día sin reír, sin comunicarnos, sin
querer a alguien, sin disfrutar de lo qué somos, de quién tenemos
en nuestra vida, de todo lo que nos rodea y que hemos conseguido con
nuestro esfuerzo, con nuestra paciencia y a veces con nuestra
renuncia. Porque querer a veces es dejar ir.
