miércoles, 24 de marzo de 2021

El tiempo de las cosas

 












Soy una persona impulsiva e impaciente pero con el paso de los años me he dado cuenta que por mucho desear algo e incluso hacer todo lo posible para que ocurra, para acelerar la llegada de aquello que ansiamos: desde encontrar trabajo o buenas amistades o un gran amor, o la casa de nuestros sueños... todo llega cuando tiene que llegar. No importa cuánto lo ansiemos o el impulso que le demos con nuestras acciones, todas las cosas tienen su tiempo. Hay un sinfín de factores que escapan a nuestro control. De ahí los famosos refranes: “No por mucho madrugar amanece más temprano” y “ A Dios rogando y con el mazo dando”. Porque a pesar de que nuestras actuaciones tienen un peso relativo, nunca sabemos cuando podrán ser determinantes. Y es que es la vida la que nos marca los ritmos, los tiempos, programa los sucesos de nuestra vida mientras en la espera aprendemos: paciencia, humildad, perseverancia, aceptación. Y a valorar más todavía aquello que deseamos. Irremediablemente todo se dará en el momento preciso, perfecto, cuando tenga que darse.



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