Cuando
pienses que la vida ya no te va a dar nada, contempla todo lo que ya te ha
dado.
Cuando
ya no esperes nada de nadie, observa todo, valora todo, lo que ya te dieron los
que te amaron a lo largo de tu vida: amigos, familiares, parejas…
Cuando
sientas que todo ha acabado date cuenta de que solo estás caminando, un camino
que no sabes cuándo terminará y que la vida como en otras ocasiones siempre te
sorprenderá para bien y para mal.
Cuando
creas que has llegado al límite de tus capacidades veras como otras nuevas
afloran, veras como eres capaz de hacer aquello que nunca habías imaginado.
Cuando
te sientas derrotado, cansado de todo y de todos, solo tienes que descansar y
coger fuerzas porque el camino es largo y la vida intensa. Nunca estás solo
siempre estás acompañado de la belleza del cielo azul, del radiante y poderoso
sol, de las tímidas estrellas. Siempre estás acompañado por la bondad y la
simpatía de la gente que te quiere y que te rodea.
Cuando
pienses que todo ha acabado, mira todo lo conseguido, mira todo lo que la vida
te ha dado, reconoce todo el amor que te dieron aquellas personas que de una
forma u otra te amaron y espera con ilusión las sorpresas que la vida te tiene
preparadas y nunca te rindas porque detrás de esa esquina, después de esa mala
racha, justo detrás, justo después, tu vida dará ese giro inesperado que tanto
ansías.