Su
reloj se paró sin previo aviso, cuando tenía cincuenta y cinco años
de edad, en medio de una vida llena de acción y emprendimientos. Fue
mi amigo durante cuarenta años. Y este es el legado que dejó en mi
vida.
A
pesar de estar muy ocupado con su trabajo, siempre estuvo en los
momentos cruciales de mi vida, siempre tuvo tiempo para mí.
Me
dio buenos consejos y me hizo ver que la vida es cómo es y mejor
aceptarla que resistirse a ella.
Algunas de las lecciones que me dejó son éstas:
-Los amigos de verdad sobran los
dedos de una mano para contarlos. Los demás son conocidos, compañeros de
trabajo...
-Hay
que disfrutar de cada una de las facetas de nuestra vida: tener
tiempo para viajar con tu mejor amigo, con tu hermano y no reducir tu
vida a trabajo y familia y/o pareja e hijos.
-Si
podemos hacer felices a los que queremos es bueno hacerlo y disfrutar
de esta manera de esa felicidad (sean familiares, amigos, pareja,
hijos, e incluso ex pareja).
-No
hay que descuidar el ocio. Todas las semanas es bueno salir con
amigos y conocidos. La vida se trata de disfrutar.
-Hay
que cuidar las relaciones que nos importan: él comía o cenaba todas
las semanas con sus hermanos.
-No
somos mejores si solo invertimos nuestro tiempo en nuestras
obligaciones. Haz lo que te guste hacer y disfruta de ello.
-No
renuncies a tus sueños, no los postergues, no los aplaces para un
día que tal vez nunca llegue.
-Es
saludable incluir el ejercicio en tu rutina diaria.
-Cuanto
más amor das, más recibes.
-Es honesto velar
por la felicidad de los que en algún momento de verdad has querido.
-Puedes
hacer mucho y por muchas personas de una forma sutil y no ostentosa.
Parecía
que de algún modo intuía que su vida no iba a ser muy larga, ya que
todo esto lo aprendió rápidamente y gozó de la vida en todas sus
formas: relaciones familiares, de amistad, de amor, romances, viajes,
deportes, retos laborales...¿Hasta dónde soy capaz de llegar? parecía su lema.
Su
ambición más que ambición era un desafío, porque no solo quería
saber a dónde podía llegar laboralmente, también su ambición era
disfrutar de la vida en todos sus ámbitos.
Observaba
y evaluaba, velaba por los demás, planeaba, reflexionaba antes de
actuar y nunca hablaba por hablar. Sus palabras nunca eran azarosas,
siempre tenía claro el mensaje que quería transmitir.
Se
alegraba de los éxitos de los demás, celebraba su felicidad y los
disfrutaba como propios.
Tuvo
una vida plena y feliz.
Aprendió
a vivir rápido y pronto, tal vez por eso la parca consideró que ya
había sembrado suficiente amor y concordia en esta vida y se lo
llevó, para que los que aquí quedamos, recogiéramos los frutos de
su sabiduría, bondad y buen hacer.
Como
me dijo una vez un hombre sabio al que también quiero mucho, el amor
y la muerte llegan sin avisar.
D.E.P.