lunes, 16 de mayo de 2022

El juego de la vida

 










A pesar de la certeza de que nada es para siempre, ni siquiera nuestra propia existencia, existe una especie de esclavitud de la felicidad como si esta, siempre tuviera que presidir nuestra vida. Experimentar la felicidad eterna, continúa, constante y por obligación. Y nada esmás alejado de la realidad. La vida es: subidas, bajadas, obstáculos, superación, lecciones, aprender y sobre todo permitirse ser y estar en cada momento cómo realmente se es y se está. Todo es evolución y es vida. También la tristeza, la depresión y la desesperanza, son peldaños de una escalera que puede conducirnos a algún sitio. Nuestra vida o nuestra apariencia a cerca de cómo nos sentimos no tiene que ser un escaparate. Así que hay que permitirse vivir lo que sintamos en cada momento. Para saber que has ganado es necesario sentir que has perdido, para saber que disfrutas de la paz es necesario haber batallado en el conflicto, para saber qué es la alegría es necesario experimentar la tristeza. La felicidad no la determina lo que nos ocurre sino cómo lo afrontamos y qué solución le demos a las situaciones que surgen cada día en nuestras vidas. Eso determina nuestro grado de satisfacción o frustración, por lo tanto nuestro bienestar y algo parecido a esa felicidad cuya consecución a veces nos esclaviza. Para saber que somos felices es necesario habernos sentido despojados de toda esperanza e ilusión en algún momento de la vida. Solo así reconoceremos claramente, el esplendor, el sonido, los colores y el aroma de la felicidad real.



martes, 3 de mayo de 2022

A mis hijos no les gusta viajar

 










A mis hijos no les gusta viajar ni probar comidas nuevas: a mis hijos no les gustan los cambios. Porque para ellos los cambios son el divorcio de sus padres, su madre sin trabajo luchando por salir adelante sin el apoyo de nadie. Su madre sola, sin amigos, sin familiares que le apoyen, los vecinos que la evitan y le retiran el saludo. Su madre sola, sin una pareja que le haga la vida más llevadera.

A mis hijos no les gustan los viajes, ni probar comidas nuevas: no les gustan los cambios. Pero luego su madre salió adelante sola, se convirtió en una mujer fuerte e independiente. Les demostró que no necesitaba la ayuda de nadie más que de sí misma. Su madre les enseñó que es bueno aprender a vivir solo y encontrar felicidad y bienestar en la propia compañía, lejos de falsas amistades y de familiares incapaces de acompañarla en su proceso igual que de solucionar sus propios problemas.

Su madre les mostró que estar sin pareja es sano, que las personas no se sustituyen como si se tratara de cambiar la garrafa de un dispensador de agua. Qué el amor llegará si es su destino y si Dios lo quiere para ella y mientras su madre vive, crece, aprende cada día: a disfrutar de la vida por sí misma, a ser feliz con sus hijos, a aceptarlos y comprenderlos, aprende a ser libre. Y finalmente agradece toda la soledad a la que le sometió la vida y que tan fuerte y tan sabia le ha hecho.


lunes, 2 de mayo de 2022

La naturaleza de la vida

 















La vida es como un día nublado en el que se alternan momentos de luz con momentos de sombras. Y es algo que a veces depende de nosotros y podemos mejorar y otras solamente ocurre y tenemos que aceptar. A veces hacemos daño a las personas que queremos pensando que las ayudamos o que así equilibramos la relación. Es difícil mantener el equilibrio, la alegría, dar lo mejor de nosotros a los demás y eso sí que depende de nosotros. Controlar nuestras emociones, que no nos desborden, que no nos controlen ellas a nosotros. Ver la parte positiva de las cosas y lo que nos une a los demás antes de lo que nos separa, es una forma de acercarnos a ellos. Aceptar a los demás cómo son y también cómo quieren mostrarse, es como aceptar un día nublado. Asumir que viviremos días mejores y días peores y que esa es la naturaleza de la vida, el cambio, y que tal vez para apreciar los mejores días necesitamos también alguno que otro con menos luz.