Con
el paso del tiempo te reconcilias con tu pasado, te das cuenta de que
tú también contribuiste a que las cosas pasaran de esa manera. Tal
vez porque lo necesitabas, tal vez porque no encajabas con esa
persona o con esa situación, tal vez necesitabas tener esa experiencia para
llegar a estar donde estás ahora.
Tu
mirada se vuelve más clara, más justa, porque ya no solo
culpabilizas al otro de lo ocurrido, porque ya no solo ves sus
defectos, las cosas que hizo mal, empiezas a ver tus defectos, las
cosas que tú hiciste mal y que llevaron a que al final se produjera
la ruptura o el desencuentro. De esa manera empiezas a acercarte a
algo parecido al equilibrio, en el que aceptas lo ocurrido sin rencor,
sin añoranza. Has pasado de amar a odiar, de odiar a echar de menos
y después de echar de menos simplemente a aceptar que aquella persona
o aquella situación no eran para ti. Al menos no eran para ti para
siempre, solamente eran para ti mientras que duraron, mientras que tú
fuiste capaz de estar en ellas y soportarlas, porque al final las
soportabas si terminaste dejándolas ir, dejando ir esa persona,
dejando ir esa situación, dejando ir esa circunstancia. Y todo el
cambio que viene después, es duro y es dramático, pero aprendes
mucho y te acercas a la verdad, al equilibrio, a la justicia, a la
claridad, empiezas a ver con otros ojos lo sucedido y te empiezas a
ver con otros ojos a ti mismo. Y durante todo ese tiempo tú te
encuentras con que has cambiado, que ya no eres la persona
que eras, que tienes que conocerte más si cabe para saber con quién
y dónde y cuándo puedes hacer o tener algo, qué circunstancia
quieres tener, qué condición, qué vida quieres vivir. ¿Quieres
tener una pareja por necesidad para huir de tu soledad o por elección
porque esa persona te aporta algo que nadie más puede aportarte? Y
mientras tanto la espera, mientras tanto la vida, mientras tanto
gozar de lo que nos hace felices a cada uno: viajar, los hijos, las
amistades, las aficiones, el trabajo, las mascotas. Cada uno
encuentra la felicidad en una parte. Porque si tú estuviste en algún
momento con esa persona o en esa situación fue porque en algún
momento tomaste la decisión de estar con esa persona o en esa
situación, nadie te lo impuso, tal vez te dejaste llevar pero en
cualquier caso es responsabilidad tuya, tal vez si que lo deseabas
pero deseabas algo distinto a lo que esa persona o esa situación podía ofrecerte.
Tal vez llegó un momento en que te
diste cuenta, de que lo que cada uno quería de
la relación o esperaba de esa situación era incompatible.