Hay quienes la preparan con ilusión y esmero, sin dejar ningún
detalle al azar. Otros disfrutan de lo que encuentran en su camino
sin plantearse nada más. También hay quienes transitan por ella, por
senderos trazados por otros y terminan dándose cuenta de que ese no
es el camino que les conducirá a la felicidad.
Habrá
momentos en la vida en que nos sentiremos poseedores de una energía
desbordante. En otros flaquearán nuestras fuerzas o nos sentiremos
inseguros o desorientados. Incluso tendremos la sensación de que nos
hemos perdido.
En
unos tramos iremos guiando y ayudando a los demás. En otros, serán
otras personas las que nos guiarán y ayudarán a nosotros.
A
veces caminaremos en compañía, en el primer pelotón que formen los
participantes. En otras ocasiones quedaremos rezagados los últimos
en el último destacamento que transite la senda. Habrá
oportunidades en las que caminaremos solos, sin integrarnos en ningún
grupo y sin ninguna compañía, yendo a nuestro aire, disfrutando del
paisaje, pensando en nuestras cosas.
Siempre
y en cualquier caso, será una experiencia única e irrepetible de
aprendizaje. Tanto sobre nosotros mismos como sobre las personas que
siguen nuestra misma ruta o dicho de otro modo, forman parte de
nuestra vida.
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