jueves, 7 de septiembre de 2023

La comprensión del todo











Cada uno ve las cosas, percibe a las personas y a los sucesos que acontecen en la vida, en función de sus creencias, de sus patrones de pensamiento y de su forma de conducirse por la vida. Y está bien que así sea ya que cada punto de vista lejos de ser excluyente es complementario y entre todas estas perspectivas parciales es más fácil llegar a la comprensión total del sujeto o del hecho en cuestión.

Desafortunadamente el ego, la personalidad que construimos para poder movernos en el mundo físico, tiende a enfrentar opiniones en busca de la posesión de la razón absoluta. En vez de concebir que el conjunto de las religiones aporta visiones complementarias que podrían ayudarnos a comprender mejor el concepto de Dios o el funcionamiento del universo, se suele considerar como algo absoluto lo que es parcial con el único propósito de salir vencedor en la batalla de los egos en lugar de buscar el beneficio de las almas en su totalidad. Igual ocurre en la política encargada de la gestión de los recursos, territorialidad, directrices de actuación en las distintas áreas (educación, sanidad, seguridad social, empleo, trabajo...) cualquier diferencia por ínfima que sea como el denominar una circunstancia con distinto nombre es motivo de enfrentamiento y discusión: se trata de marcar la diferencia no de perseguir el bien común.

El contemplar el origen por el que los sucesos de la vida y las interacciones entre las personas transcurren así, podría ayudarnos a comprender mejor a nuestros coetáneos. Todos hablamos y actuamos desde nuestra experiencia, nuestro sistema de creencias y nuestros patrones de pensamiento y conducta, si tuviéramos en cuenta esta cuestión, nos sería más fácil entender que lo que expresan los demás no guarda relación con nosotros sino más bien con ellos mismos.