miércoles, 22 de junio de 2022

El balance de los años vividos

Una mañana cualquiera de un día cualquiera, me encontré haciendo balance de los años ya vividos. De todo lo realizado a lo largo de mi vida. Mis estudios, mis trabajos. Mis parejas, mis maridos. Mis padres, mis hermanos, mis sobrinos, mis hijos. Mis amistades. Como las personas entran y salen de una vida con y sin motivo aparente. Todo ese trasiego de gente que se conoce, que se ama, que se distancia, que vuelve a reunirse. Mis aficiones, mis sueños. Me encontré valorando el hecho: ¿He aprovechado mi vida cómo debía? ¿He disfrutado de ella todo lo posible? Respuestas que yo solo conozco. Y me volví a preguntar ¿Cuántos años me quedan por vivir? ¿Y qué pienso hacer en ese tiempo que se me otorga? Tal vez la primera es la pregunta más difícil ya que no conozco la respuesta y la segunda la más compleja porque es tan impredecible lo que puede ser de mi vida...A estas alturas de mi historia ya sé que depende de mí y solo de mí , lo que haga con la misma. Siempre hay un cierto margen de maniobra que no depende de uno mismo, pero es cierto que yo manejo el timón de mi existencia aunque a veces olas de gran altura, mareas inesperadas, pueden cambiar mi rumbo. Ese rumbo que quisiera fuera el mejor para mí y para todos los que amo y me rodean. Ser feliz, estar en paz y ofrecer una sonrisa de esperanza ante la adversidad y ante la posible compañía del amor y de la soledad.

Las buganvilias


 









Una mañana de primavera mientras contemplaba mi pequeño jardín, descubrí una bonita buganvilia de flores de color morado. Después de haber plantado a lo largo de la vida del mismo, dos buganvilias que perecieron, cuando ya había renunciado a encontrar entre mis plantas un ejemplar de este tipo, me llevé la grata sorpresa de que la belleza de lo inesperado inundaba de ilusión y una repentina esperanza, mi pequeño jardín y mi alma, gracias a unas flores moradas que con su hermosura me devolvían la confianza de que todo es posible y que todo llega en su tiempo perfecto. Como mis buganvilias.


viernes, 17 de junio de 2022

Cuando el tiempo pasó

Cuando el tiempo pasó, aprendí que las personas no quieren escuchar la verdad sobre ellas y sobre como actúan. Eso les molesta, les ofende. Prefieren vivir en una realidad distorsionada, en la que existe la queja y el descrédito y por supuesto mucha incongruencia. Afirman una cosa, se quejan de otra, y hacen todo lo contrario a lo dicho en los dos supuestos anteriores. Y si se lo haces saber se enfadan. Me imagino que en el fondo son perfectamente conscientes de que navegan a la deriva en un mar de confusión y de manipulación. Los miedos les ganan la batalla, mientras su ego juega con las mieles de las malas acciones de otros hacia su persona. ¡Qué complicados somos!¡ O tal vez qué simples! Es tan evidente que a nadie le gusta que le digan la verdad sobre uno mismo y sobre su vida, sobre las cosas que hace...Y es que hace falta una gran entereza para aceptarse tal cual uno es, una gran fortaleza para confiar en el prójimo, la persona que casualmente se cruza en tu camino o ya está en él y te dice como vulgarmente se dice de que pie cojeas, te habla de tus fortalezas pero también de tus debilidades. La persona que no acepta que tiene debilidades, defectos, fallos, llámalo equis, está condenado a vivir en la más absoluta irrealidad, la única qué es capaz de soportar como real en su vida para continuar adelante día tras día.


Con el paso del tiempo


 




 

Con el paso del tiempo descubrí que la bondad era un bien escaso. No hablo de la buena fe, de la ingenuidad propia de las personas jóvenes o con poca experiencia de la vida. Me refiero a la bondad como valor humano supremo, que requiere inteligencia, empatía, una cierta calidad humana y un determinado desarrollo espiritual. Todo eso, para algo tan simple como no desearle el mal a nadie, no actuar con mala fe o dudosas intenciones, tener un interés en alguien más allá de uno mismo, por el resto de los mortales, por su bienestar y prosperidad, tener una disposición de ayuda al prójimo y hacer la vida más agradable a nuestros compañeros de vida en las distintas áreas de la misma.