viernes, 17 de junio de 2022

Cuando el tiempo pasó

Cuando el tiempo pasó, aprendí que las personas no quieren escuchar la verdad sobre ellas y sobre como actúan. Eso les molesta, les ofende. Prefieren vivir en una realidad distorsionada, en la que existe la queja y el descrédito y por supuesto mucha incongruencia. Afirman una cosa, se quejan de otra, y hacen todo lo contrario a lo dicho en los dos supuestos anteriores. Y si se lo haces saber se enfadan. Me imagino que en el fondo son perfectamente conscientes de que navegan a la deriva en un mar de confusión y de manipulación. Los miedos les ganan la batalla, mientras su ego juega con las mieles de las malas acciones de otros hacia su persona. ¡Qué complicados somos!¡ O tal vez qué simples! Es tan evidente que a nadie le gusta que le digan la verdad sobre uno mismo y sobre su vida, sobre las cosas que hace...Y es que hace falta una gran entereza para aceptarse tal cual uno es, una gran fortaleza para confiar en el prójimo, la persona que casualmente se cruza en tu camino o ya está en él y te dice como vulgarmente se dice de que pie cojeas, te habla de tus fortalezas pero también de tus debilidades. La persona que no acepta que tiene debilidades, defectos, fallos, llámalo equis, está condenado a vivir en la más absoluta irrealidad, la única qué es capaz de soportar como real en su vida para continuar adelante día tras día.


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