En el amor siempre hay una cierta servidumbre difícil de evitar. La primera servidumbre que aparece es hacia las expectativas que la relación amorosa en sí genera en cada uno de los enamorados. Hacia la aprobación que se espera del otro, hacia la proyección que se hace en éste, de todo lo que de él/ella esperamos: le dotamos de una serie de virtudes que tal vez no posea, atributos que creemos intuir, o que incluso vemos(por aquello de que el amor es ciego y como ciego tiene licencia para ver solamente lo que sus ojos quieren apreciar aunque eso qué quieren apreciar simplemente no exista). Más tarde hacia esa dependencia emocional que repentinamente ha surgido entre los enamorados: el otro es el que nos provee de una felicidad que antes de que entrara en nuestra vida no disfrutábamos y a la que nos habituamos y de la que cada vez queremos más, como si de una droga dura se tratara. A pesar de que la actividad de un considerable número de hormonas y neurotransmisores sean los artífices de estos episodios románticos y de que todo, a veces, resulte ser ficticio e ilusorio, todos queremos caer una vez más en esa ficción, vivir otra vez esa ilusión. Los seres humanos anhelamos la estabilidad, la seguridad. Nos gusta creer que las cosas son para siempre a pesar de que la vida misma nos muestra a cada paso día tras día, que todo son etapas para constituir al final una vida entera. Nos gusta aferrarnos a esa estabilidad, a la repetición, a la rutina, que finalmente y a largo plazo mandará al traste esa relación que por un periodo de tiempo largo,muy largo o corto, muy corto,nos mantuvo prisioneros, aislados del mundo y de nosotros mismos. De esa forma pasaremos a la siguiente etapa de nuestra vida. Una vida hecha de varias relaciones,de amores diversos,de ilusiones varias. Sin embargo la magia del amor hace que con gusto paguemos una y otra vez el precio de esta servidumbre, al tiempo que alimentamos la creencia de que cada vez seremos más sabios, más capaces de construir relaciones más saludables a la par que placenteras, en los que ambos miembros de la pareja lejos de estar cautivos puedan experimentar el gozo de crecer en compañía.
martes, 28 de julio de 2015
La servidumbre del amor
En el amor siempre hay una cierta servidumbre difícil de evitar. La primera servidumbre que aparece es hacia las expectativas que la relación amorosa en sí genera en cada uno de los enamorados. Hacia la aprobación que se espera del otro, hacia la proyección que se hace en éste, de todo lo que de él/ella esperamos: le dotamos de una serie de virtudes que tal vez no posea, atributos que creemos intuir, o que incluso vemos(por aquello de que el amor es ciego y como ciego tiene licencia para ver solamente lo que sus ojos quieren apreciar aunque eso qué quieren apreciar simplemente no exista). Más tarde hacia esa dependencia emocional que repentinamente ha surgido entre los enamorados: el otro es el que nos provee de una felicidad que antes de que entrara en nuestra vida no disfrutábamos y a la que nos habituamos y de la que cada vez queremos más, como si de una droga dura se tratara. A pesar de que la actividad de un considerable número de hormonas y neurotransmisores sean los artífices de estos episodios románticos y de que todo, a veces, resulte ser ficticio e ilusorio, todos queremos caer una vez más en esa ficción, vivir otra vez esa ilusión. Los seres humanos anhelamos la estabilidad, la seguridad. Nos gusta creer que las cosas son para siempre a pesar de que la vida misma nos muestra a cada paso día tras día, que todo son etapas para constituir al final una vida entera. Nos gusta aferrarnos a esa estabilidad, a la repetición, a la rutina, que finalmente y a largo plazo mandará al traste esa relación que por un periodo de tiempo largo,muy largo o corto, muy corto,nos mantuvo prisioneros, aislados del mundo y de nosotros mismos. De esa forma pasaremos a la siguiente etapa de nuestra vida. Una vida hecha de varias relaciones,de amores diversos,de ilusiones varias. Sin embargo la magia del amor hace que con gusto paguemos una y otra vez el precio de esta servidumbre, al tiempo que alimentamos la creencia de que cada vez seremos más sabios, más capaces de construir relaciones más saludables a la par que placenteras, en los que ambos miembros de la pareja lejos de estar cautivos puedan experimentar el gozo de crecer en compañía.
martes, 21 de julio de 2015
Todos somos superheroes
Ayer
viendo “Los increíbles", una familia de superheroes condenados
a vivir una vida ordinaria, me vino a la cabeza la frustración que
nos produce en general, vivir por debajo de nuestras
potencialidades. Y es que de una forma o de otra, todos somos
superheroes condenados a vivir una vida ordinaria. Todos contamos con
talentos y con habilidades que no siempre desarrollamos:bien por
falta de tiempo, de confianza en nosotros mismos, por
pereza...Mientras, la vida transcurre y la cotidianidad engulle
nuestras esperanzas de vivir una vida a la altura de nuestras
posibilidades reales. Nos acomodamos a la situación en la vivimos,
adormecemos esa vocecilla interna que nos recuerda una y otra vez
todo lo que somos capaces de hacer, como si escucharla nos molestara,
ya que si nos tomáramos en serio su mensaje implicaría un cambio.Un
cambio que en un principio vendría a complicarnos la vida de una
forma considerable.
-¡Qué
te calles te he dicho! ¿Qué yo podría hacer qué? Mira ya está
bien que yo estoy muy bien como estoy.
Luego
nos quedamos rumiando nuestras propias palabras, nuestras propias
argumentaciones, ya que esa vocecita somos nosotros mismos, nuestras
dudas respecto a lo que somos y hacemos, nuestros deseos de hacer
otras cosas, de vivir otra vida,una vida a la altura de nuestros
talentos. La vida que le corresponde vivir a un superheroe.
domingo, 12 de julio de 2015
De qué hablan las mujeres?
De
qué hablan las mujeres? Es algo que tal vez se pregunten los hombres
con frecuencia. De qué hablan las mujeres? Pues aquí está la
respuesta. Básicamente de dos temas:
-De
las cosas: de las cosas que querían hacer y que no hicieron, de las
que querían hacer y sí hicieron. De las cosas que sin querer
hacerlas consumaron y de otras que pensaron que no querían hacer
pero al final las quisieron y las hicieron. De las que podrían hacer y
nunca harán, de las que están fuera de su alcance, de las que
sueñan, de las que anhelan en lo más profundo de su alma...De sus
sueños locos, extravagantes, de pequeños placeres, de cosas
nimias...
-De
los hombres:
De los que llegaron a su vida y pasaron de largo, de los
que llegaron y se quedaron, ¡de los que por fin se quitaron de encima!, de los que quisieran tener encima, de los que nunca llegarán,
de los que esperan lleguen y vendrán, estarán por un tiempo y de nuevo partirán.
de los que esperan lleguen y vendrán, estarán por un tiempo y de nuevo partirán.
De los que amaron y no fueron correspondidas, de los que
las aman a escondidas.
De aquellos que están destinados a terminar
con ellas sus días.
De
eso hablan las mujeres: de las cosas que quieren hacer con sus vidas
y de los hombres que quieren que las compartan. Básicamente, de eso.
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