Ayer
vi una película “El sabor de las cerezas”. El sabor de las cerezas es una película iraní escrita y
dirigida por Abbas Kiarostami y protagonizada por Homayon Ershadi. Es una
de esas películas que te tocan el corazón y te hacen reflexionar. El argumento
básicamente parte de un hombre que ha tomado la decisión de suicidarse y está
buscando a alguien que cubra su cuerpo con tierra tras su muerte además de que
se asegure antes de realizar esta maniobra de que realmente se encuentra
muerto. Le es muy difícil encontrar a alguien que quiera realizar esta
operación a pesar de que ofrece una sustanciosa suma de dinero por un trabajo
fácil y rápido.
¿Qué me conmovió durante el visionado de esta
película? Primeramente como su protagonista trata de argumentar que alguien que
es, que se siente desgraciado hace daño a los demás y los arrastra a su
desgracia.
Luego el testimonio de la última persona con la
que finalmente llega a un acuerdo. Una persona que en algún momento de su vida
trató como él de quitarse la vida, atando una cuerda a la rama de un cerezo. Como
le costaba que la cuerda se quedara enganchada a la rama del cerezo, finalmente
se subió al árbol y la enganchó con fuerza. Entonces como todo esto lo realizó
de noche, sin querer cogió una cereza y la acercó a su cara y su aroma le invadió
y la metió en su boca y se deleitó con su sabor. La cereza estaba dulce, tenía
un sabor exquisito. Entonces comenzó a comer cerezas. Y mientras comía cerezas
amaneció y vio pasar un grupo de niños que iban a la escuela y que le pidieron
que sacudiera el árbol para que cayeran las cerezas y poder así comérselas. Él
así lo hizo. Terminó por coger más cerezas y regresar a su casa. Cuando llegó a
la misma se encontró que su mujer seguía dormida y cuando despertó juntos
disfrutaron del sabor de las cerezas.
La película es un homenaje a la belleza de la
vida, a la bondad intrínseca que habita en los corazones humanos. Una lección
por la que todos tenemos que pasar, que todos tenemos que aprender: que tener
un mal día, que pasar por una mala racha, una mala temporada no es motivo
suficiente para rendirse. Ante tales circunstancias hay que luchar, superarse y
crecer.
En la película en ningún momento se habla del
motivo que lleva a cada uno de los personajes a tomar la decisión de quitarse
la vida. Lo que si se dice es que todas las personas tenemos problemas y que
ninguno es lo suficientemente grande como para no poder solucionarlo de alguna
manera y mucho menos para constituirse como motivo para renunciar a disfrutar
del sabor de las cerezas.
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