Muchas veces cuando la vida nos sonríe y nos ofrece lo que tanto
tiempo hemos anhelado, al poco tiempo dejamos de valorarlo como
merece y de ser conscientes del regalo que nos ha hecho la vida, ya
que nos encontramos enfocados en la siguiente meta que queremos
conseguir. Forma parte de la naturaleza humana el querer ver
cubiertas todas sus necesidades en las distintas facetas que
conforman la vida.
Como
dice una amiga mía, se puede tener todo pero no al mismo tiempo.
Cada proyecto precisa su dedicación, su energía, su tiempo. Por eso
cuando nos dedicamos a muchos asuntos de forma simultánea, con
frecuencia no obtenemos los resultados deseados en alguna o varias de
las actividades a las que dedicamos nuestro tiempo y energía. Y
cuando la vida nos ofrece un regalo y ya nos enfocamos en el siguiente, muchas veces no somos conscientes de todo lo que ya ha mejorado
nuestra vida y nos olvidamos de sentirnos agradecidos y satisfechos,
de disfrutar de lo que ya está en nuestra vida, mientras gastamos
tiempo pensando en lo que aún no ha llegado.
Como
dice el refrán “A Dios rogando y con el mazo dando” sin
olvidarnos de agradecer y disfrutar lo que la vida ya nos ha dado,
trabajar por obtener lo que todavía no hemos conseguido. Sin prisas.
Saboreando cada momento. Si no la vida pasa como si fuera una carrera
de obstáculos en la que nunca llegamos a la meta, siendo que su
verdadero propósito es disfrutar en cada momento de lo que la vida
nos da.
No hay comentarios:
Publicar un comentario