El
otro día viendo la película “Un sueño posible” de Sandra
Bullock me enterneció el hecho de que la película tratara
básicamente de la bondad y de la generosidad. La bondad esa
peligrosa cualidad que como dicen en otra película “El camino a la
libertad”, puede llegar a matarte. Ya que una buena persona es
víctima fácil del abuso y del engaño, ya que ella es incapaz de
concebir los malos sentimientos e intenciones que ella no posee. Es
cierto que la bondad, la generosidad del alma, te puede poner en
peligro en muchas situaciones que la vida nos presenta, a la vez que
es triste que el mundo y las personas en su mayoría carezcan de esta
cualidad. La bondad es ese atributo tan difícil de encontrar y que
es el único que da sentido a la vida. Una vida que gira entorno al
propio egocentrismo, en el que todo vale para conseguir las metas a
menudo puramente materiales y otras veces acciones cuyo único
objetivo es dañar a un semejante, por envidia, por demostrar que se
tiene poder sobre esa persona...
Nunca
he comprendido las motivaciones de los que ostentan una cierta maldad
en su persona. Como pueden disfrutar con la humillación de otro ser
humano, como tratan de manipularle y dañarle. Esa supuesta
superioridad, que suele ir acompañada de una corte de atributos
todos ellos nefastos. La mentira, el engaño, la envidia, la codicia,
la ambición malentendida, la manipulación, el maltrato, el
menosprecio.
El
mundo sería un lugar mucho más amable si el respeto al prójimo, la
bondad y el amor fueran nuestros principales valores. Porque quien es
capaz de causar daño piensa que el otro también quiere dañarle, el
que engaña que va a ser engañado, el que manipula que va a ser
manipulado. Y de esta manera entramos en una espiral ciertamente
paranoica, en una sinrazón que no nos deja avanzar, ni siquiera
atisbar un mundo mejor: más satisfactorio y acogedor para todos.
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