-Y
de pronto le dijo al niño: Carlos acuérdate, como te decía Mari
Paz, respira antes de hablar, tranquilo. Yo me quedé mirándolo....
Mi marido que nunca recuerda el nombre de nadie, que cuando caminamos
por la calle y saludo a alguien me pregunta quién es, que es el
despiste personificado, que miedo me da, que un día de éstos, se
vaya con otra que se parezca a mí por simple confusión, se acordaba
del nombre de Mari Paz.
-¿Y
a qué se debía semejante misterio?-le pregunté divertida.
-Pues
visualicé a la tal Mari Paz a la que yo también conocí y que había
sido la logopeda de mi hijo durante todo un año. Joven, risueña,
unos bonitos ojos verdes y unas tetas que se le subían hasta la
garganta y que se desparramaban en generosos escotes.
-Jajajajaja-
comencé a reírme.
Mi
amiga, que sonreía a mi lado, también parecía disfrutar con la
situación.
-Seguro
que si la tal Mari Paz,hubiera sido una mujer sin ningún atractivo físico, mi marido no habría recordado su nombre y habría dicho
algo así como: sí hijo acuérdate, como te decía ese cardo
borriquero, respira antes de hablar, tranquilo.
Y
es que los hombres son así. Y las mujeres también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario