jueves, 5 de junio de 2025

Ellos


        
 
                                                                            

Ella le regaló una brújula y unos prismáticos. La brújula para que nunca perdiera el norte, para que siempre supiera dónde estaba, para que no perdiera de vista sus horizontes. Los prismáticos para que su panorámica sobre las circunstancias, las personas y los acontecimientos que surgían fuera mayor, lograse llegar a verlo todo desde varias perspectivas.

Él le regalo un libro con las hojas en blanco para que lo llenase de historias que a ella tanto le gustaban escribir y un montón de joyas para que nunca olvidara lo valiosa que era y todo lo que merecía en esta vida.

Con el tiempo la relación que los unía sucumbió a las imposiciones que suponían las expectativas que cada uno de ellos proyectaba sobre el otro y a la negativa que cada uno recibía de no poder ser uno mismo para poder permanecer en la relación.

Sus caminos se bifurcaron, fueron felices y profundamente desgraciados juntos y en su último adiós no podían todavía creer lo que les había ocurrido.

Fue una lección de la vida. Una lección hermosa y terrible a un tiempo, pero con extraordinarios y transcendentes frutos y aprendizajes.

Ella por fin volvió a ser quien era y llegó a ser quién siempre quiso ser desde el principio de los tiempos. El continúo buscándose en el reflejo de otra mujer sin pensar que había otros caminos.

Ya no se extrañan, pero no se olvidan ya que dos hijos los unen para siempre. 



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