miércoles, 16 de julio de 2025

La colaboración

Me he cruzado con un reguero de hormigas. Siempre me ha maravillado como se organizan, como colaboran unas con otras, como el esfuerzo individual tiene un fin colectivo, como van en fila una detrás de otra en una dirección y en la dirección contraria van una detrás de otra en la otra dirección, abasteciéndose de todo aquello que encuentran, sorteando cualquier obstáculo que encuentran en su camino, bien puede ser una piedra pequeña que para ellas es tremendamente grande.

Siempre me ha fascinado su esfuerzo individual y como ese esfuerzo individual tiene una finalidad de colaboración colectiva. Como unos seres tan pequeños son capaces de organizarse tan fácilmente y de forma instintiva para conseguir el bien común.

Me parece increíble que los seres humanos, las personas, en cambio no seamos capaces de hacer lo mismo ni por asomo, que ese esfuerzo individual que hacemos no esté enfocado en la colaboración con otros seres humanos, sino en el beneficio propio.

Me parece increíble que una hormiga que tiene un cerebro de un  tamaño casi microscópico al lado del cerebro humano, haya llegado a una conclusión que le salva a ella y que salva al resto de sus compañeras, mientras que los seres humanos incapaces de llegar a una conclusión tan evidente y sencilla, se enfrentan los unos con los otros tratando de destruirse, tratando de competir unos con otros, tratando de ponerse por encima unos de otros, olvidando que todos somos seres humanos y que por lo tanto nuestro bien común debe de prevalecer por encima de los intereses individuales o que al menos estos intereses individuales deben de contemplar el contribuir al bien común.

El ser humano, las personas, nos encontramos en el polo opuesto en cuanto a colaboración y cooperación con semejantes se trata. Estoy hablando de guerras, de hambrunas, de falta de recursos básicos, mientras que vivimos en un planeta que podría abastecernos a todos sin ningún tipo de problemas, se mantiene el que una parte de la población mundial acumule ropas, comida que no puede comer y que tiene que tirar la basura, agua potable que sale de un grifo, frente a otras partes del mundo que no tienen lo más básico: carecen de agua, carecen de comida, viven dejados de la mano de Dios que se suele decir.

Porque que el ser humano haya adoptado esa decisión de mantener ese desequilibrio entre unas poblaciones de unas partes del mundo y otras es algo perverso y sin sentido que no puede conducirnos a nada bueno, pero es algo que conozco desde que nací y que a pesar del tiempo transcurrido es una situación que se mantiene en el tiempo porque por algún motivo no interesa que todos tengamos un mínimo nivel de vida, un acceso al agua, a la comida, a la vivienda.  Los países pobres son saqueados por los países ricos, se llevan todas sus riquezas, todos sus recursos. Los políticos de todos los países, pero en esos países todavía de forma más escandalosa, concentran su poder para dominar la economía y para generar guerras que no permiten el avance de la población a una situación digna.

¿Por qué ocurre todo esto? ¿Por qué hay gente que podría cambiarlo y no lo cambia? Hay personas que tienen poder, que tienen un poder de decisión que podría cambiar este contexto, pero no lo hacen. Generan guerras, generan hambrunas, generan epidemias para mantener el estado a nivel mundial en el que vivimos.


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