viernes, 29 de enero de 2021

NO DEPENDO DE NADA, NI DE NADIE

 


El camino a la liberación y a la paz contigo mismo

Esta es la nueva filosofía que guía mi vida en este momento y que se estaba gestando en mí, a raíz de sentir que necesitaba un cambio en mi vida, ya que mis hijos han crecido y ya no me necesitan como antes, puedo dirigir mi atención y mi energía en satisfacer mis propias necesidades, postergadas a un segundo término hasta el momento.

Entendí que debía de empezar a amar a mis hijos desde el desapego: ellos son los protagonistas de su vida y yo de la mía.

Esa idea empezó a hacerse un lugar en mi cabeza pero no alcanzaba a entender como traducirla en acciones, como materializarla y el alcance que podían tener las mismas.

El incidente que sufrí en el viaje para ver un matrimonio amigo hizo que todas las ideas que tenía al respecto tomaran forma.

Amar desde el desapego, aceptando a cada persona como es, pero no sufriéndola, padeciéndola, cuando de una forma u otra, esa persona claramente quiere dañarnos y es cruel en su comportamiento y palabras hacia nosotros.

Relacionarnos con los demás, sin demasiadas expectativas y sin tener una necesidad acuciante de cada persona con la que creamos un vínculo.

Esta conducta trae calma y serenidad a la mente y al corazón y favorece el establecimiento de relaciones sanas y ricas.

Adoptar una actitud de desapego en la resolución de los conflictos y los problemas que surgen día a día, significa actuar en la búsqueda y ejecución de la solución del problema, pero sin urgencias, sin ansiedades, dando pequeños o grandes pasos, pero siendo conscientes que en cualquier conflicto están involucradas varias partes de forma directa o indirecta, así como determinado por varias circunstancias que escapan a nuestro control.

De esta forma el proceso que lleva a la solución va haciendo camino y nosotros nos sentimos en paz sabiendo que hemos hecho lo que hemos podido, lo suficiente, lo apropiado.

El fin último de la existencia es vivir en paz y abordar las distintas facetas de la vida, de forma que esta paz no se vea alterada.

También es beneficioso empoderarse y darnos cuenta de que no necesitamos a nadie para realizar varias actividades de nuestra vida: como viajar o disfrutar de las cosas que nos gustan.

No depender de nada, ni de nadie, implica aceptar que la mayoría de las personas que nos cruzamos en nuestro camino de un modo u otro con el tiempo dejarán de acompañarnos. Y vivir con desapego las emociones que en un determinado momento puedan invadirnos: el enfado, la impotencia, la tristeza, que nos generan situaciones que escapan a nuestro control y que siguen el ciclo de la vida para nuestro crecimiento. Ocurren desencuentros con personas a las que queremos, se dan evoluciones distintas... Hay personas a las que no vimos cómo realmente eran y de repente se muestran cómo son. 

Existen mil factores, mil situaciones que acontecen en nuestra vida  y que no tienen vuelta atrás. Hay que sacarles el lado positivo, la enseñanza. Avanzamos por la vida y ese avance supone cambio. ¡Eureka! Estamos vivos.

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