sábado, 23 de enero de 2021

El gran descubrimiento


De repente me di cuenta, de que las cosas que solo dependían de mí no debían agobiarme. Se terminó la urgencia. Se acabó la ansiedad. Nadie más que yo puede meterme prisa por decidir. ¿Decidir qué ? Hasta que no esté totalmente seguro-segura no tengo porque decidir sobre cualquier cuestión. Esa es la gran verdad que todo viene a aliviarlo. Solo existe mi seguridad y confianza en las cosas que yo libremente decido y creo. A su tiempo. Al mío. No al de otros. Y ahí acaba toda presión. Todo daño. La indecisión puede ser infinita igual que la vida. Nada ni nadie merece nuestra paz. Y tenemos que aprender a no ponerla en manos de nadie.

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