martes, 9 de diciembre de 2014

La diferencia entre lo que somos y lo que esperamos ser



¿A quién no le ha ocurrido en el momento en que se ha enamorado de alguien, que ha visto en él o en ella, cualidades de las que el objeto de su amor ha demostrado carecer al paso del tiempo? Eso nos ha pasado a todos y nos seguirá ocurriendo. Es una de las características de este proceso del amor que comienza con la etapa del enamoramiento. Esta fase, la del enamoramiento, se encuentra determinada por un torrente hormonal que invade nuestra capacidad de razonamiento y nos hace sentir como si flotáramos en una nube a varios metros del suelo,de ese suelo donde sí trascurre la realidad. El convencimiento de haber encontrado nuestra alma gemela, alguien maravilloso, digno de toda nuestra admiración, veneración incluso, sentirnos presa de esa sensación vertiginosa de pensar y sentir al mismo tiempo las mismas cosas, las mismas palabras, de empezar el uno una frase y terminarla el otro....Ese desasosiego que nos hace que no podamos comer ni dormir con normalidad, esa ansía por estar con el ser amado compartiendo su presencia,esa felicidad devastadora que nos somete y nos arrastra....

Transcurrido el tiempo pertinente, establecida ya la pareja, caminando un número indeterminado de pasos por ese suelo por el que sí trascurre la realidad, llega el momento en el que vemos claramente que el ser amado no es tan perfecto como nosotros habíamos concebido en el periodo de enamoramiento. Descubrimos rasgos mezquinos en su personalidad,impropios de aquel con quien imaginábamos vivir. ¿Cómo puedo amar a alguien así, tan egoísta, tan celoso, tan vengativo,tan cruel, tan retorcido....tan imperfecto,tan real? Ese es el caballo de batalla de la pareja y de nuestra vida en común con nosotros mismos y con los demás:asumir los defectos del otro sin pensar que por poseerlos, no son,no somos, dignos de nuestro amor. Esta es la primera gran crisis a superar en la pareja: él, ella no es como yo esperaba,entonces.... ¿ya no lo-a quiero? Si le quiero, tengo que quererlo-a cómo es, y todos somos defectuosos de fabrica, no somos perfectos. Luego todos somos dignos de amor tal y como somos....aunque siempre hay límites pero esos ya los establece cada uno.


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