Mi cuerpo, el hogar de mi alma

 

Con el paso del tiempo conocí los fallos de mi cuerpo físico como conozco los defectos de mi carácter. Comprendí que tendría que aprender a convivir con el dolor si no era capaz de canalizar mi estrés y dar unas prioridades más oportunas a la trayectoria de mi vida. Entendí que para disfrutar del bienestar corporal, fruto de mi estado interno, debía aprender a deshacerme de presiones inútiles que yo misma me imponía, rodearme de personas armoniosas y tratarme mí misma con la dulzura y delicadeza con la que yo estaba dispuesta a tratar a los que quería. Comprendí que el cuidado comienza por cuidar de mí misma, la comprensión empieza por tenerla conmigo misma, el cariño tiene su principio en tratarme con todo el respeto y amor que estoy dispuesta a dar a los que quiero y aprecio. Entendí que era yo la que se había olvidado de ella misma y que mi cuerpo me gritaba con dolor que recordara que yo era lo primero. Principio y fin de mi vida, mi gran compañera en este viaje por el universo.