jueves, 15 de enero de 2015

Los amigos imaginarios


Un día cualquiera estábamos cenando y sin un motivo en concreto me acordé de mi amiga imaginaria de la infancia. Me había acordado en otras ocasiones, a fin de cuentas los amigos reales o imaginarios no se olvidan así como así. Un día que hablé de ella, mi amiga Antonia, en el trabajo, una compañera apuntó que ahora por ese motivo me habrían llevado al psicólogo.
-Es posible. Pero como soy la pequeña de cinco hermanos mi madre estaba más que acostumbrada a todos los retos que presenta la educación de un hijo. De hecho una de mis hermanas también tuvo una amiga imaginaria.-argumenté.
El caso es, que aquel día en la sobremesa de la cena, comenté que yo cuando era niña tenía una amiga imaginaria.
-Es que tú eres muy rara hija.-sentenció mi marido.
Entonces mi hija reconoció que ella también había tenido una amiga imaginaria que se llamaba Marta y mi hijo también se atrevió a hablar de su amigo imaginario Juan.
-¿Quién es el raro ahora?-le pregunté a mi marido.-Estás en clara minoría.
Y es que la normalidad y lo extraordinario está en los ojos, en la experiencia de quién los califica como tales.

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