¿Qué hay detrás
de un fanático? Detrás de un fanático hay alguien que necesita que le digan qué
cosas puede hacer y qué cosas no y cómo puede y debe de hacer las cosas. Hay
alguien que no está dispuesto a decidir por sí mismo, que cosas están bien y
que cosas están mal, que cosas quiere hacer en su vida y que cosas no quiere
hacer en su vida, que cosas son admisibles en su comportamiento y que cosas no
son admisibles, cuál es su fin último y quiere que otros le digan qué es lo que
tiene que hacer y cómo se debe de conducir, cuáles deben de ser sus valores.
Se sale de lo
establecido, pero no para ser libre, si no para ser sectario, y caer en una
especie de trampa, que le impide ser quién es en realidad.
Detrás de un
fanático en realidad hay miedo. Hay miedo a ser quién es, hay miedo a aceptarse
cómo es, hay miedo a afrontar la vida. Hay mucho miedo. Se siente más seguro
detrás de una serie de normas impuestas desde fuera, incuestionables y por lo
tanto sobre las que no tiene que decidir nada, solo aceptar si entra en ese
juego o no. Y si entra en ese juego el camino está trazado, todos los lugares
que tiene que transitar están definidos, y no tiene que pensar nada más, solo
vivir siguiendo dichos preceptos.
Hay un miedo a
mirarse, a conocerse, a aceptarse, a ser. Es una forma de afrontar la
existencia, igual que otras. En el fondo se elige desde la libertad la
imposición de esas normas ante la disyuntiva de crear su propio camino de vida,
según su manera de ser y según sus valores.
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