Cuando uno hace
un viaje va al encuentro del descubrimiento de nuevos lugares, de nuevas
experiencias, del conocimiento de otras culturas, de otras formas de ver la
vida, de vivir, de otros climas, de otros paisajes. Y así es. Todo eso ocurre.
Ocurre el encuentro con nuevos paisajes, con nuevas personas, compañeros de
viaje o personas con las que interaccionas en el trayecto o en el lugar de
destino, con nuevas culturas, con nuevas formas de ver la vida y de vivir.
Pero ante todo
cuando uno viaja, va al encuentro del conocimiento de uno mismo. Al enfrentarse
a distintas situaciones y observar cómo reacciona ante las mismas. Por eso
viajar amplia horizontes; amplia horizontes externos en cuanto al conocimiento
de otros lugares y de otras personas, y horizontes internos, en cuanto a cómo
nos lleva a profundizar en el conocimiento de uno mismo.
También si uno
observa a sus compañeros de viaje puede hacer un estudio sociológico de las
distintas maneras de ser y de afrontar la vida. De cómo cada uno, tiene unas
concepciones propias aun procediendo de un mismo país, de un mismo lugar de
origen, que condiciona su comportamiento y configura su personalidad.
Viajar es una
forma de recordar quiénes somos y de aumentar nuestras habilidades sociales e
internas. Ganamos seguridad y confianza en nosotros mismos, ya que nos damos
cuenta de que somos capaces de hacer cosas que pensábamos que no seríamos
capaces de hacer.
Tener nuevas
experiencias, siempre es enriquecedor, es un reto que culmina en la realización
de las mismas. Es un subidón de dopamina que solamente aparece cuando se tiene
por primera vez una experiencia determinada y que luego cuando esta se repite
ya no vuelve a aparecer.
Por eso si
quieres conocerte más, si quieres acercarte más a ti mismo, a ti misma y ser
más consciente de quién eres, te recomiendo que viajes, a ser posible solo.
Porque de esta forma serás consciente de hasta qué punto eres dependiente o
independiente, de hasta qué punto eres capaz de funcionar solo o someterte a
las reglas de un recién conocido grupo simplemente por el mero hecho de no
estar solo.
Te darás cuenta de que las cosas tienen que
suceder, que nada se puede forzar, que cuando se fuerzan uno no está a gusto. De
eso te darás cuenta no solo viajando, también en tu vida diaria, allá donde estés.
Porque todo debe de fluir y de ser, sin presiones, ni condicionamientos. Solo
los mínimos condicionamientos para mantener un orden, para que sea posible un
viaje, para que sea posible una jornada laboral, para disfrutar de una
convivencia armoniosa, para vivir como una persona más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario