miércoles, 21 de abril de 2021

¿Por qué nos hacemos daño?

 






Ayer hablando con una compañera de trabajo de esto y de aquello no sé cómo llegamos a abordar las reacciones que teníamos cuando alguien nos hacía daño. Ella argumentaba que tendía a devolver el daño producido. Yo le decía que tendía a alejarme de esa persona, a sacarla de mi vida. También le dije que era consciente de que había hecho daño a veces por no prever las consecuencias de mis actos y otras por mi incapacidad en ese momento de actuar de otra manera, mejor, más apropiada a la situación. Pero claro, si aplicamos esta incapacidad de obrar a todas las personas que llevan a cabo actos que nos provocan dolor, no ser capaz de obrar de una forma más saludable, más empática, más solidaria o amable, también serviría para ellos. Para todos. Causamos dolor porque no somos capaces de hacer felices a los demás y en contrapartida los hacemos un poco desgraciados. Todo debido a nuestra incapacidad para ser más bondadosos, más amorosos, más felices con nosotros mismos como para no ver en el otro una amenaza. Vale esto me sirve. Lo compro. Pero todo se desvanece cuando detrás de este comportamiento hay una intención de causar daño, una planificación para llevar a cabo estos actos. De ahí no hay forma de salvarse. Esto es lo que viene a llamarse maldad, crueldad, venganza.

Y a pesar de todas estas posibilidades y en todos los casos, la mejor opción es el perdón y el olvido, que nos libera de los errores y el sufrimiento del pasado, nos permite disfrutar del presente y esperar un futuro mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario