viernes, 12 de abril de 2024

Todos tenemos adicciones




















Todos somos adictos a algo: al café, al trabajo, al dinero, a las posesiones, a las preocupaciones, a las compras, a la comida italiana, al cine, a la lectura, a la escritura, al chocolate negro, al buen vino, a la cerveza, a las redes sociales ,a viajar ,a la naturaleza, al amor, al reconocimiento y la complicidad de la amistad,  a los prejuicios,  a las discusiones, a la paz, a la serenidad, a los conflictos, a las soluciones, al aprendizaje, al estancamiento, a la zona de confort, al deporte, al sofá, al movimiento físico y mental, a no pensar, a imaginar, a soñar, a vivir, a dejar pasar la vida, al victimismo, al éxito y al triunfo, a no vernos , a mirarnos demasiado, a dormir, a madrugar, a trasnochar, a salir, a relacionarnos, a la soledad, al dolor, a la alegría, a la sinceridad, a las máscaras.

¿Dónde reside el límite entre el disfrute y la adicción? Justo en el disfrute. Cuando ya no se disfruta de algo y solo se ha adoptado ese hábito sin conseguir una gratificación a cambio. Cuando somos prisioneros, en vez de usuarios, cuando nuestras adicciones son nuestra carga y nuestra prisión en vez de una elección realizada desde la consciencia. 

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