La vida es como una escalera

 

Cuando una relación acaba, pensamos que esa relación, bien sea una relación de amistad, o una relación de amor o una relación del tipo que sea, no debería de haber tenido lugar. Sin embargo, si una persona aparece en el camino de nuestra vida no es por casualidad. De alguna manera el vínculo que vamos a establecer con ella es necesario para nosotros al igual que también lo es para la otra persona. La experiencia que vamos a vivir nos va a aportar algo valioso para nuestra evolución y crecimiento, para nuestro aprendizaje de la vida. Renegar a posteriori, de esa persona o del vínculo que a ella nos unió, es cómo renegar de nosotros mismos, ya que cómo somos ahora es en gran parte gracias a todas esas relaciones que hemos tenido a lo largo de nuestra vida y que nos han hecho crecer, madurar, conocernos a nosotros mismos y a la larga comprender al otro e incluso comprender cómo es la vida, cómo funciona y qué puede darnos y qué debemos de darle a ella. La vida es un proceso en el que pasamos por distintas etapas y cada una de ellas exigen un cambio por nuestra parte. De concepciones, creencias, comportamientos, prioridades, metas, aspiraciones, proyectos. Todo lo que vivimos de una forma u otra, forma parte de nosotros, deja un poso, una huella en nuestra persona. La vida es como una escalera y desde cada escalón, la vida se percibe, se comprende, se siente y se vive, de una forma distinta.